Eran las 10:05h de la mañana del 21 de junio del presente, recién estrenado el verano y justo después de colgar con mi amigo Paquito al que felicitaba por su 38 cumpleaños, cuando un tweet de MaeViña (@maevina) nos ponía en alerta: “Enhorabuena por la mención de Jancis Robinson...”. Dicha mención era otro tweet que unos minutos antes colgaba la crítica de vinos más importante de Europa y la segunda persona más influyente del mundo en el negocio del vino, ese tweet decía “Extremely superior Spanish red…” refiriéndose a Sedella 2010. No necesita traducción.
Pero no sólo era ese tweet, sino que Jancis Robinson había elegido Sedella 2010 como vino de la semana en su portal on-line dónde mas de 200.000 personas visitan a diario su contenido:
http://www.jancisrobinson.com/m/article/a20130620
En este artículo Jancis decía frases como esta:
“…anoche volví a probarlo después de más de una semana abierta la botella y todavía estaba emocionante…”
La emoción que se siente es la mía y no es fácil de transmitir con palabras. Tras más de siete años de trabajo duro para poner en marcha este proyecto, que si bien es pequeño requiere los mismos trámites y dedicación que uno gigante pero sin los recursos que éste último tendría, uno siente que el esfuerzo que hacemos está mereciendo la pena. Para nada lo conseguido es una meta, mas bien es un pistoletazo de salida hacia la consolidación de un proyecto bodeguero basado en el respeto al entorno y en la calidad de sus vinos.
Ahora toca gestionar la gran cantidad de contactos que de todo el mundo han llegado a raíz de este artículo, interesándose por la distribución o simplemente por la compra de unas botellas para probarlo.
Estos contactos me ha hecho recordar que hace poco recibí un regalo de mi hermano Valerio: había comprado una carta en un anticuario de internet manuscrita en 1931 por mi tío abuelo Laurentino Rosillo que junto con su hermano Pablo y mi abuelo Valerio gestionaba el negocio familiar y en la que contestaba de forma exquisita a la demanda de un cliente de queso manchego diciéndole que estaba agotado y que sentía no poder atenderlo.
Por otro lado, cada vez que estoy en Sedella me acuerdo de mi abuelo Francho, viticultor y bodeguero y del qué pensaría si viese esos viñedos empinados casi imposibles de cultivar, bueno si que se lo que pensaría: ¿no tenías otro sitio más llano para hacer esto? 🙂
Hoy la información viaja de otra manera y es fugaz, no hay que esperar varios días o incluso semanas para contactar y recibir respuesta. Gracias a las nuevas tecnologías he podido contestar a personas que se encuentran a miles de kilómetros en segundos, esto ya es normal en nuestro día a día, sin embargo, es curioso ver como conviven en Sedella éstas tecnologías con las que usamos para hacer los trabajos de viñedo; siguen siendo como hace miles de años: arado romano tirado por mulo, extractos de plantas para combatir enfermedades, recogida de uva manual, influencia de los ciclos lunares… ¡Y esto me encanta!
A veces hago fotos de Antonio con el mulo Pancho utilizando el iPad y no pienso, hasta reflexiones como ésta, del contraste que supone esta circunstancia.
Espero que estas nuevas tecnologías de comunicación no cambien nunca el estilo que mis antepasados me enseñaron a través de mis padres y que el esfuerzo y el ahínco sigan siendo el modo imprescindible de trabajar, como lo es el mulo Pancho en los viñedos de Sedella.
Lauren Rosillo Marhuenda